Parece inevitable que con las experiencias que hemos tenido los argentinos estemos sensibilizados viendo cómo se deteriora la salud de los bancos en el mundo, preguntándonos si nos tocará a nosotros de nuevo.
No sorprende, entonces, que los rumores prendan rápido y que en las últimas semanas varias personas nos comentaran “viste que el Santander puso un corralito en España!! Qué hago, saco la plata??!!"
Antes de perder la calma, es importante ir a los datos para entender lo que está pasando:
- Al igual que otros bancos, el Santander ha tenido en los últimos meses problemas en algunos de sus fondos de inversión.
- Primero la quiebra de Lehman le generó una pérdida de unos 400 millones de euros;
- En diciembre anunció que clientes de uno de sus fondos habían perdido 2,330 millones de euros por el escándalo Madoff y les devolverían en un plazo de 10 años sólo el capital inicial (sin las ganancias acumuladas);
- Por último en febrero anunció un “corralito” en su fondo de inversión Banif Inmobiliario (el más grande de España en su tipo). En este caso, el problema se generó cuando por la incertidumbre generada en el mercado inmobiliario, el 80% de los inversores intentaron recuperar sus fondos simultáneamente, algo imposible en un fondo que invierte en activos de poca liquidez. A raíz de esto, Santander solicitó autorización para suspender los reembolsos por dos años e ir atendiendo a las solicitudes progresivamente a medida que liquida estos activos.
Obviamente la crisis es grave y de una magnitud inesperada. Este fondo hace sólo seis meses era una de las cenicientas de los inversores. Pero también hay que poner las cosas en perspectiva. El Santander manejaba a Diciembre fondos por 825 mil millones de euros, por lo que todas estas pérdidas afectaron sólo al 0.7% del total y estuvieron concentradas en inversiones que eran inherentemente riesgosas.
Es lógico que estas situaciones no contribuyan a la confianza que requiere una entidad financiera. Pero también hay que ser prudente y buscar la perspectiva de lo que está ocurriendo.
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